Una vez que se ha pasado Largo de Calhariz, en el número 139 de la Calçada do Combro, está esta curiosísima librería difícilmente calificable. Una vez más una librería pequeña que carece de letrero sobre la puerta que la identifique como librería. Es en un pequeño escaparate donde aparece el nombre de la librería, Letra Livre, además de un lema que dice «Compra & Venda de livros usados».
Lo primero que llama la atención es que está dividida en dos partes completamente independientes y separadas, cada una con su propia puerta, como si fueran dos librerías completamente distintas. De hecho, una de ellas estaba cerrada mientras que la otra estaba abierta.
Lo sorprendente: en una pequeña sala abarrotada de libros, con estanterías que llegan al techo (¡qué cómodo para consultar!) se acumulan, mezclados sin ningún tipo de distinción, volúmenes nuevos y viejos. La impresión que da es curiosa, son estanterías tremendamente heterogéneas, en la que es posible encontrar casi cualquier tipo de libro, de cualquier fecha. Casi todo prácticamente está en portugués y es muy difícil encontrar algún libro en español, aislado, sin ningún criterio de orden. Hay un hueco para pequeñas editoriales independientes, y como ocurre a menudo, la propia librería tiene su sello editorial.
Al fondo, en un rincón, hay una vitrina con libros expuestos, como si fueran más valiosos. No puedo decir nada sobre ellos ni sobre su valor porque ninguno me sonaba lo más mínimo.
La visita fue fugaz. Se ve muy rápida, como rápido se comprueba que no hay apenas fondos para un posible comprador extranjero. Esto se confirma echando un vistazo al catálogo virtual que tiene la librería en su página web.Una página, por cierto, que está bastante bien montada. Con ese tipo de presentación uno espera encontrarse otra cosa fuera del mundo virtual.
Lo primero que llama la atención es que está dividida en dos partes completamente independientes y separadas, cada una con su propia puerta, como si fueran dos librerías completamente distintas. De hecho, una de ellas estaba cerrada mientras que la otra estaba abierta.
Lo sorprendente: en una pequeña sala abarrotada de libros, con estanterías que llegan al techo (¡qué cómodo para consultar!) se acumulan, mezclados sin ningún tipo de distinción, volúmenes nuevos y viejos. La impresión que da es curiosa, son estanterías tremendamente heterogéneas, en la que es posible encontrar casi cualquier tipo de libro, de cualquier fecha. Casi todo prácticamente está en portugués y es muy difícil encontrar algún libro en español, aislado, sin ningún criterio de orden. Hay un hueco para pequeñas editoriales independientes, y como ocurre a menudo, la propia librería tiene su sello editorial.
Al fondo, en un rincón, hay una vitrina con libros expuestos, como si fueran más valiosos. No puedo decir nada sobre ellos ni sobre su valor porque ninguno me sonaba lo más mínimo.
La visita fue fugaz. Se ve muy rápida, como rápido se comprueba que no hay apenas fondos para un posible comprador extranjero. Esto se confirma echando un vistazo al catálogo virtual que tiene la librería en su página web.Una página, por cierto, que está bastante bien montada. Con ese tipo de presentación uno espera encontrarse otra cosa fuera del mundo virtual.